
En 2025, Puebla podría enfrentar un panorama económico desafiante debido a varios factores externos e internos que afectarán su estabilidad y crecimiento. Según economistas y analistas, el estancamiento económico en la entidad es una realidad probable, marcada principalmente por las políticas arancelarias impuestas por el gobierno de Donald Trump, los recortes presupuestarios a nivel federal y la creciente competencia de China, que se perfila como un competidor global cada vez más fuerte en múltiples sectores industriales.
Factores claves que marcan la crisis
Uno de los puntos más críticos en el análisis es el impacto de la política arancelaria de Donald Trump, quien durante su mandato propuso incrementar los aranceles a los productos mexicanos, en particular un 25%. Este tipo de políticas pueden generar un freno en las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, afectando especialmente a los estados como Puebla, que tienen una alta dependencia del comercio exterior. En particular, las industrias automotrices y de manufacturas de Puebla, de las que depende una parte significativa del empleo y la producción estatal, podrían ver una disminución en su competitividad.
Por otro lado, los recortes presupuestarios federales de aproximadamente 500 mil millones de pesos son otra fuente de preocupación. Si bien el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la administración de Claudia Sheinbaum han promovido estos recortes como una forma de “austeridad republicana”, la falta de inversión pública en infraestructura, servicios sociales y proyectos de desarrollo podría tener un impacto negativo a largo plazo. La disminución de estos recursos afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos y pone en riesgo el crecimiento económico de la entidad, ya que sin inversión en áreas clave, se dificulta el desarrollo de nuevos proyectos y el mantenimiento de los existentes.
A esto se suma la competencia china, que se ha expandido rápidamente en los últimos años. Las empresas de China están ganando terreno en sectores clave como la industria automotriz, lo que afecta directamente a gigantes como Volkswagen en Puebla. La competencia china no solo presiona los precios, sino que también reconfigura las cadenas de suministro y crea un desafío adicional para las empresas locales, quienes deben adaptarse a un entorno global más competitivo.

Proyecciones económicas
A raíz de estos factores, se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de Puebla podría caer un 5% en 2025, y que la inflación podría superar el 5.5%, aumentando el precio de los productos básicos. La pérdida de aproximadamente 7 mil empleos formales es otra consecuencia directa de esta crisis económica. Estos trabajos probablemente migrarán a la informalidad, lo que afectará aún más el poder adquisitivo de las familias poblanas y complicará la situación laboral en la región.
Entre los sectores más afectados por esta crisis se encuentran la industria automotriz, la manufactura y el sector agrícola, ya que los aranceles y la competencia de productos chinos golpearán fuertemente estos segmentos. Por ejemplo, productos como el aguacate, el tomate y el limón, que son exportados de Puebla a los Estados Unidos, podrían ver aumentos significativos de precio debido a los nuevos aranceles.

Desafíos y oportunidades para Puebla
Aunque las proyecciones para 2025 no son alentadoras, es importante destacar que Puebla no está desprovista de ventajas competitivas. Héctor Alberto Sánchez Morales, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), subraya la importancia de que tanto el sector privado como el gobierno trabajen juntos para enfrentar la crisis. Según él, la clave está en la innovación tecnológica y en reducir la dependencia de mercados externos, especialmente de Estados Unidos. Puebla tiene una ubicación estratégica y una infraestructura industrial que podría aprovechar para crear nuevos mercados y fortalecer sus sectores productivos.
Para contrarrestar los efectos negativos de la competencia externa y los recortes presupuestarios, se sugiere que Puebla se enfoque en el desarrollo de nuevos clústeres industriales, la innovación en sectores clave como el tecnológico y la diversificación de sus relaciones comerciales. Además, los parques industriales y cooperativas de la región son recursos valiosos que podrían potenciarse para generar empleo y promover el desarrollo local.